Ay, gente, no sé qué decir. Tampoco sé bien qué pasó con el post del portero y el paraguas que generó una respuesta tan positiva, con tantos comentarios. Confieso que entro al blog continuamente a ver si hay uno nuevo, y lo mejor es que ¡todas las veces hay uno nuevo! Mi idea siempre fue conseguir este nivel de intercambio. Estoy chocha, no puedo negarlo.
Con ciertas excepciones, hasta ahora sentía que mi blog era un espacio chiquito y de tímido alcance, que rara vez lograba puntos altos, pero todo lo que dijeron fue con tanta buena onda… Y es doblemente emocionante, porque más allá de la aprobación de lo literario (no saben cuánta falta me hace y qué oportunamente llega), recibo de parte de todos enormes y genuinos buenos deseos. Siento un abrazo de aliento en cada comentario, y me encatan los abrazos.
La mejor noticia es que, sobre todo, esto está funcionando como un incentivo potente, y ahora no dejo de querer generar cosas que les sigan gustando.
Antes de esta ráfaga de entusiasmo producida por sus palabras, frente a las que no pude evitar ponerme cursi y responderles, ya estaba escribiendo algo nuevo para postear: la pueba más clara del incentivo potente.
Sé que es inevitable que lo que escribo tenga sus altibajos, pero no quiero paralizarme por el miedo a no lograr otro texto que sea tan bien recibido. Así que concluí que lo mejor era empezar la era post-post exitoso lo antes posible, y ponerle el pecho a los altibajos. Les dejo a continuación el texto de hoy, menos feliz que los últimos, pero nacido de la felicidad.
Gracias E, G, M, L, D y J.
Los quiero.
Con ciertas excepciones, hasta ahora sentía que mi blog era un espacio chiquito y de tímido alcance, que rara vez lograba puntos altos, pero todo lo que dijeron fue con tanta buena onda… Y es doblemente emocionante, porque más allá de la aprobación de lo literario (no saben cuánta falta me hace y qué oportunamente llega), recibo de parte de todos enormes y genuinos buenos deseos. Siento un abrazo de aliento en cada comentario, y me encatan los abrazos.
La mejor noticia es que, sobre todo, esto está funcionando como un incentivo potente, y ahora no dejo de querer generar cosas que les sigan gustando.
Antes de esta ráfaga de entusiasmo producida por sus palabras, frente a las que no pude evitar ponerme cursi y responderles, ya estaba escribiendo algo nuevo para postear: la pueba más clara del incentivo potente.
Sé que es inevitable que lo que escribo tenga sus altibajos, pero no quiero paralizarme por el miedo a no lograr otro texto que sea tan bien recibido. Así que concluí que lo mejor era empezar la era post-post exitoso lo antes posible, y ponerle el pecho a los altibajos. Les dejo a continuación el texto de hoy, menos feliz que los últimos, pero nacido de la felicidad.
Gracias E, G, M, L, D y J.
Los quiero.