viernes, 27 de noviembre de 2009

Capricho

Hoy, una huevadita. Sólo porque me encantan ciertas coincidencias. Me divierte cuando algo prácticamente no existía en tu vida, en tu horizonte inmediato, y de repente empieza a aparecer por todos lados. Como saliéndose de una periferia en la que esperó dormido, latente, para finalmente dar el salto al centro de la escena.

Ejemplifico para que se entienda:

Alguien menciona algo un día, algo desconocido o relativamente nuevo para mí. Y a partir de esa primera mención me empiezo a cruzar con gente o situaciones que también lo hacen aparecer. Se da entonces una coincidencia insistente, aparentemente caprichosa. Pero no puedo pensar en simples casualidades, o no quiero: pienso en advertencias, en señalamientos, en guiños secretos.

Ejemplifico más concretamente:

1. Estoy leyendo “Al sur de la frontera, al oeste del sol” de Haruki Murakami. A partir de cierto punto de la historia, la novela se desarrolla en Tokio. Después de un encuentro importante, los protagonistas se despiden en la Avenida Aoyama. Ella se baja del auto; él piensa que no va a volver a verla…y es terrible. La Avenida Aoyama, que hasta ese momento no significaba nada para mí, se convierte en un lugar que (casi) siento conocer.

2. Pocos días después (quizás uno o dos), recibo el mail de un proyecto al que estoy suscripta. Se llama “FOCO”. Se trata de una selección de cositas que se ofrecen semanalmente en una página web. Gag, jpgs, video, radio, website, textual: esas son las categorías (presentadas en una cuadrícula de fotitos alusivas) a las que se accede con un click. Y en esta oportunidad, el website es de un local de libros de fotos en Nueva York. Una librería un poco cool, un poco selecta, un poco pintoresca y muy tentadora. El dueño cuenta, que después de abandonar su trabajo de mucho tiempo como editor y agente fotográfico, se tomó unos meses sabáticos e hizo un viaje a Japón. Allí, en el barrio de Aoyama, se cruzó con la librería que inspiró el proyecto neoyorquino que ahora ocupa su vida. Aoyama por dos. Así fue que me enteré de que Aoyama aparentemente no es sólo una avenida, sino también un barrio.
Les dejo el link de “FOCO”: http://www.f-o-c-o.com/


3. Otros pocos días después fui al cine a ver “Las flores del cerezo”. De paso, la recomiendo. Es una película un poco triste, bastante querible y mucho más entretenida de lo que había imaginado. Los personajes principales son alemanes y viven en Alemania, pero hay un mambo con la danza Butoh y el Monte Fuji, y el protagonista termina viajando a Japón. Lo cierto es que no estoy segura de que se trate de Tokio, pero en el fondo no importa. Todas las imágenes de la ciudad me hacían pensar en Aoyama. Sin saberlo yo, quizás los personajes caminaron por la avenida. Quizás incluso la vi.

No fui a Japón, y claramente no puedo hacerme una idea real de cómo es. Mi imagen mental es muy personal, y tan caprichosa como la cadena de sucesos que la generaron. Pero algo hubo esta semana, y un guiño secreto hizo que de repente Tokio, Aoyama y el Monte Fuji pasaran de una silenciosa timidez al centro de la escena de mi horizonte inmediato.

Acá sólo les cuento mi recorrido. Ustedes sabrán qué hacer con él.
Sayonara.

martes, 10 de noviembre de 2009

Recreo

Alguien me dijo que era una propuesta muy años 70. No lo había pensado así, pero la calificación me divirtió. Quizás yo tendría que haber nacido en otra época... Damas y caballeros, en esta oportunidad les presento un paseo “setentoso”: un domingo en el Tigre.

No incluye casa en una isla, ni yate. Ni siquiera club de remo. La idea es simplemente ir al Tigre a hacer lo que cualquier hijo de vecino hace en el Tigre. Árboles, sol, río y lancha colectiva. Y en este caso, una yapa: la visita al “Museo de Arte Tigre”.
No puedo dar directivas espaciales muy específicas, pero las lanchas salen de un solo lugar y el museo es el único edificio antiguo, imponente y reciclado que van a encontrar por ahí. Todo queda a orillas del río, claro, y del lado que la guía de la lancha llamó “continental”. Avancen por donde los conduzcan los caminitos de la costa y no pueden perderse.

Recomiendo fuertemente la lancha colectiva antes que el catamarán. Es de madera, uno va cerca del agua, vive el vaivén de las olas, ve las orillas desde el nivel del río, se acomoda en un asiento junto a las ventanas siempre abiertas y recibe todo el vientito y el sol. No saben lo bueno que es respirar Tigre por un rato…
Se disfruta de un paseo de una hora por $19. Probablemente les toque una chica que oficia de guía de turismo. Probablemente la chica tenga voz de pito y quizás hasta se llame Sonia. Si quieren la escuchan. Y sino, bien pueden dejar de hacerlo. Casi todos la abandonan, al punto que Sonia rara vez recibe al final un saludo o un aplauso. Yo dejé de escucharla en varias oportunidades, pero igual me dio cosa que nadie retribuyera sus esfuerzos de megáfono.
Del paseo en lancha uno llega sedado y feliz, en un estado realmente agradable que incluso se prolonga un tiempo en tierra firme.

Después se puede optar por caminar, echarse en algún rincón ameno, hacer un pic-nic o comer algo en los muchos barcitos y parrillas. Pero hagan lo que hagan, no dejen de pasar por el ya mencionado museo. Es un edificio que fue un casino o un hotel, o las dos cosas. Hace no mucho lo “recauchutaron” y quedó realmente bien. Ahora funciona como museo de arte, con una muestra estable y otra itinerante. Más allá de los cuadros en sí, vale la pena recorrer esos salones, escaleras, pasillos y ascensores, y visitar la increíble terraza que da al río. Todo está muy bien cuidado, organizado y prolijo. Hermosos los pisos, las molduras y las arañas. Ni hablar de los enormes ventanales, especialmente atractivos en días de sol.
Creo que es casi inevitable irse de ahí con la sensación de haber vivido un rato en otra época, o tentado de fiestas de gala y bailes de máscaras, siempre con orquesta en vivo.
De noche prenden los farolitos y también es re lindo, pero ojo: el museo cierra (estoy casi segura) a las 19 Hs.
Antes de partir, pueden darle una mirada al libro de visitas en la planta baja. La gente siempre tiene cosas sorprendentes para decir, a veces también cosas indignantes. Sugiero dejar un mensaje para la posteridad (o para el cosmos, o para todos, o para nadie…) que exceda los meros comentarios sobre el lugar.
Todo esto por sólo $5.

(Paréntesis museológico)
Agradezco a mi compañero de paseo por insistir en que entráramos. A pesar de haber propuesto llegar hasta ahí, reconozco que yo dudé una vez en la puerta. La visita al museo es mérito suyo. Por suerte en ese momento él pensó más claramente que yo.
Dejo el link de una página medio chota, pero donde pueden ver algo:
http://www.tigretienetodo.com.ar/sm%20aviso%20MAT%20museo%20arte%20tigre%20DIA.htm

¡Vayan! Después me cuentan…


PD: Dedicado al ojo de píxel. ¡Beso y gracias!

viernes, 6 de noviembre de 2009

Mami

El otro día vi este comercial en la tele y me causó gracia. Los personajes son un poco estereotipados, pero hay algo de cierto en ellos. Mi oficina no es tan top, ni tengo esos modos y esa carita de promotora, pero siento que capta la esencia de un vínculo. Saben que "Mami" lo dice con conocimiento de causa...

Les dejo el link:
http://www.youtube.com/watch?v=JXn73-90FK4

Ya se lo mostré a mis motoqueros. El primero, el más tímido, se sonrió incómodamente. Sólo comentó la gracia que le causó que el último muchacho se apoyara chorreando sobre el escritorio, víctima evidente de una jornada lluviosa. El segundo se hizo fan, quiere felicitar a los realizadores. Quiso saber quién se dedica en publicidad a delinear los personajes porque sintió que las caracterizaciones eran muy acertadas, y aseguró tener un amigo/colega idéntico al morocho de la melena prominente.

Este post va dedicado a ellos. Sé que la recepción se presta para este tipo de situaciones, pero igual agradezco todos los chocolates y piropos.

martes, 3 de noviembre de 2009

A capella

Días de música y de vuelta a las raíces. Música y raíces, y también todo mezclado.

1. Una charla en la que todos confesamos nuestros gustos musicales del pasado, y de la que me fui cargando orgullosa un doble título de fan que no había creído merecer.


2. Entre el regreso de Charly bajo la lluvia, un revival “tipitero” catártico y casero, y un recital de Fito en tono íntimo con final a capella, tengo el corazón hinchado de emoción musical.


Quizás Los Tipitos no sean los mejores poetas de los mencionados, pero son ellos quienes más suenan por estos días en mi cabeza. Así que la canción que cierra el post les pertenece.


Carlos, Rodolfo, Raúl, Walter, Pablo, Federico.

¡Los quiero tanto a todos!

Música y vuelta a las raíces. A veces hacen falta…


“Purgatorio” / Los Tipitos

Antes cuando estaba tranquilo,
necesitaba un poco de acción.
Ahora que no tengo respiro,
no puedo hacer ni una canción.

Dicen que la tristeza es como una lluvia
que riega el alma pasando en la tierra,
lavando todas sus miserias.
Purgarme con un manto de gras y luna,
dejar que rompa sobre mí la ola,
dejar que el túnel me atraviese a mí.

Qué bueno sentir en las manos
que has trabajado algo por vos.
Nada se compara a la entrega,
más cuando llega del corazón.

Una de todas las luces en el cielo
era la mía y por Dios no la encuentro.
Esta noche voy a buscar mejor.