domingo, 12 de julio de 2009

Tununa

Algún día, 2008
Tununa Mercado es escritora. La conocí el otro día en un programa de televisión en el que hacen dialogar a un autor con alguno de sus lectores. Ella me cayó bien, pero su nombre me cae aún mejor.

Tununa.

Tununa hablaba y te daban ganas de escucharla. Me generó lo que algunas personas me generan, una especie de hipnosis discursiva. Hablan y me gusta. Hablan y quiero escucharlas. Hablan y no puedo hacer otra cosa que escuchar. Y me parece que no es tan importante lo que digan, o sí, pero es tan importante como la manera en que lo dicen. Me gusta la gente que habla musical. Me seda. Me da envidia. Los quiero abrazar.

Una Tununa no puede no hablar musical. Siendo Tununa, no puede. Calculo que también debe estar bueno leerla… Con ese nombre tenía que convertirse en alguien de fácil acceso, democrático, generoso. Ese nombre tenía que ser ofrecido, tenía que repartirse. El anonimato hubiera sido un acto de extremo egoísmo. Tununa lo sabía, por eso se convirtió en escritora.

Ahora su nombre está impreso en numerosas portadas de libros. Y si dice “Tununa”, seguramente también hay pájaros.

(Paréntesis musical)
“Hoy te llamo porque extraño tu canción y en tu voz se calma el viento…”
(Lisandro Aristimuño – “Plug del sur”)


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